jueves, 24 de julio de 2014

EL SUSURRO DEL DIAMANTE







Filoso como una espada, su gobierno supremo no perturba la calma, sin embargo prevalece.
Ligero como una pluma, respetuoso de lo que ES, encarna el secreto de lo que nunca fue olvidado, pero tampoco recordado.
¿Se preguntan de quién hablo?
Tal cuestionamiento es una osadía que ofende a aquel/aquello que sin nombre, es lo más obvio y resonante en todos vuestros corazones.
Su presencia innegable es a la vez un misterio necesario obediente a la naturaleza misma de su decreto

Reafirmando la espera

Solidificando la esencia
Quiero la fuente de la juventud
Que borre todos mis pecados.

Yo soy quien ancla mi camino
Entonces
¿El camino soy yo?

Peso demasiado
Como para rescatarme
El ancla que demanda atención
Debe volverse silenciosa.

Cristal
La luz la atraviesa sin lastimarle
Diamante
La senda del invisible.

Demanda el secuestrador
Solicitudes imposibles
Habrá que deshacerse de él
Sin matar al rehén.

Los dioses a través de mí
Como delfines en el agua
Siendo un anfitrión de lo divino
Las lanzas no me hieren.

No importa, nunca importó
Si era justo o necesario
Asesinar al escándalo
Esos son reclamos del ruido
Y yo soy el silencio.

Grande es la bestia
Cabalga en ella el más ligero jinete
Tan indistinguible como el viento
El animal así confía
En que anda por su antojo
Y no retiene su fuerza.

Corcel negro
Me llevarás a mi destino
Tu necesidad sólo es la mía
Cuando se asemejan nuestros caminos.

Como el ave sagrada
Que monta la tormenta
Prevaleceré
Oculto entre nubes y relámpagos
Yo persisto
Conduciendo a la tempestad
Hacia la calma
Desde su mismo corazón.

Aquello que se ha agitado
Debe serenarse
Aquello que se ocultó
Debe resurgir
Aquello que fue olvidado
Debe recordarse
Lo que fue tomado
Perdido es.

Este es el camino
De la Suprema Armonía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario