“Puesto que todo lo psíquico es preformado, también lo son sus funciones particulares, es especial aquellas que provienen directamente de predisposiciones inconscientes”
-C. G. Jung.
La estructura que adquiere el agua al congelarse en copos de
nieve es siempre similar, porque obedece a principios invisibles implícitos en
la naturaleza del agua; los patrones de su comportamiento de congelación surgen
de la fuente de estos principios, los cuales no tienen una existencia física
por sí mismos, son características universales a toda el agua; no conducen el
orden de la solidificación en cristales del fluido desde un punto central de
control externo; sucede que existe un orden, una ley que no es ajena al agua
sino parte de su misma naturaleza y le permite ser agua.
Principios similares gobiernan todo lo que existe, de manera
que la formación de un planeta, por ejemplo, siempre resultará en una
estructura esférica de acuerdo a la misma naturaleza de la materia y fuerzas que
lo forman; sucede lo mismo con el comportamiento de los gases, de las ondas, de
las partículas y en general de todo lo que existe y llega a ser en el universo:
todo tiene un principio regulador de acuerdo a su misma naturaleza.
El mismo tipo de principios reguladores se puede observar en
la inteligencia colectiva de los grupos, en las parvadas de aves o bancos de
peces que se mueven al unísono sin ser dirigidas por nada exterior al mismo
grupo ni desde una jerarquía central, obedeciendo únicamente a la configuración
del grupo de acuerdo a leyes muy básicas. Se puede vislumbrar este mismo
fenómeno en la construcción de la cultura humana, que tiene similitudes
características básicas independientemente del lugar, tiempo y grupo social del
que se trate; todas las culturas desarrollan un lenguaje, una escritura, siguen
un curso de evolución similar desde la estructura nómada-cazadora hasta la
sedentaria-agricultora, elaboran códigos de conducta y establecen jerarquías de
gobierno, por decir unos cuantos.
En la psique humana estos principios se conocen como “arquetipos”,
los cuales no tienen una existencia material ni psíquica predeterminada, sino
que son puntos de referencia sobre los cuales se construyen y organizan los
contenidos mentales, determinando el curso y la evolución de la elaboración de
nuestras ideas, dictaminando la evolución de estas hacia la totalidad de la
complejidad de nuestro pensamiento. Esto significa que obedecemos
inconscientemente principios, fuerzas inmateriales que comienzan como
contenidos mentales y concluyen en conductas, dando lugar así a toda la
formación de la existencia humana; evidenciando con esto que toda la existencia
del hombre como individuo y colectivo está determinada por estas mismas fuerzas
inmateriales, principios pilares del desarrollo del psiquismo de toda la
especie.
Esto sugiere que existen patrones predecibles en la
conformación del pensamiento de cualquier individuo, lo cual a su vez implica
que es posible identificar un proceso específico de pensamiento-conducta de un
individuo o grupo, reconocer el surgimiento y evolución de estos patrones, y
con base en esta identificación, elaborar conocimiento que permita predecir el
curso de la evolución y conclusión de corrientes específicas de pensamiento
desde su más temprana manifestación, pudiendo así predecir la conducta futura
de un individuo o grupo con menor o mayor eficacia, de acuerdo a la efectividad
del reconocimiento previo de la conformación de los patrones organizativos.
El
reconocimiento de estos principios reguladores organizativos es el fundamento
para una verdadera psicología, una ciencia predictiva del pensamiento y de la
conducta, con resultados precisos; para llegar a esta exactitud en la ciencia
del comportamiento primeramente debemos reconocer que existen estos principios,
que son comunes a todos los individuos, que regulan desde lo inconsciente la evolución
de la constitución de su pensamiento y que pueden ser identificados y
clasificados independientemente de las características personales que adquieren
por el desarrollo específico que se da en cada individuo particular,
comprendiendo que si bien ningún copo de nieve es igual a otro, todos comparten
el mismo principio estructural. Además de un pleno conocimiento de estos
principios arquetípicos en la consciencia humana, se requiere una clasificación
de su comportamiento en conjunto y de los resultados de su combinación, ya que
no es un solo principio el que rige la psique humana, sino la interrelación de
una cantidad variada y mezclada en distinta variedad y con distintas magnitudes
de la influencia de cada uno sobre otro; es preciso comprender que somos la
combinación de distintas fuerzas en distinta relación, combinación y oposición
entre sí, con diferentes cantidades de cada una en cada caso.
Todo esto hace
que la complejidad de la predicción y conocimiento de la estructura de la
psique, desde una perspectiva realistamente científica hacia una objetividad
fenomenológica, se vuelva considerablemente complicada, pero a la vez implica
que es posible, que podemos llegar a comprender la psique como un conjunto de
fuerzas intrarrelacionadas actuando al unísono, y que podemos llegar a realizar
cálculos exactos en el comportamiento humano, así como estudios forenses
precisos, para reconocer tanto el estado interno presente de la mente, como lo
que existió antes y lo que existirá después; pudiendo llegar a este
conocimiento técnico tras haber reconocido primeramente tales principios
reguladores, y luego, extensivamente haber estudiado empíricamente los
resultados de sus combinaciones.
Suponiendo, claro, que no haya sido ya realizada esta enorme
y sumamente compleja obra, habiendo sido olvidado su conocimiento entre lo que
ahora entendemos como mera superstición...